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NUEVA YORK (AP) — Frieda Vizel dejó atrás una comunidad judía ultraortodoxa en Nueva York a los 25 años, empujada por una crisis de fe. Sin embargo, en vez de cortar lazos, se transformó en una figura conocida en línea y guía del entorno hermético en el que creció.
Vizel organiza recorridos muy solicitados en Williamsburg, Brooklyn, centro de la dinastía Satmar, y lidera un canal de YouTube popular que explora la subcultura que, tras siglos de aislamiento, empieza a conectar más con el mundo exterior.
En junio, llevó a un grupo de turistas judíos, cristianos y musulmanes a explorar sinagogas, escuelas, comercios y delicatessen kosher. En el recorrido, las muñecas representaban vestimentas tradicionales en lugar de las típicas Barbie. Entre los artículos ofrecidos, figuraban teléfonos móviles sin pantalla y reproductores MP3 cargados con música y películas aprobadas, eliminando así la necesidad de acceder a internet.
A pesar de las restricciones, hombres ultraortodoxos en la calle saludaron a Vizel con amabilidad, elogiando sus publicaciones recientes, a pesar de que los rabinos aconsejan evitar internet a menos que sea imprescindible para el trabajo, la familia u otras necesidades.
“Estamos en un momento fascinante”, explicó Vizel. “Se preguntan: ‘¿Qué piensa el mundo de nosotros?'”.
Williamsburg y otros lugares como Monsey, Nueva York, y Bnei Brak, en Israel, albergan a los judíos más estrictos, dedicados especialmente a la Torá y sus 613 mandamientos. Dentro de una religión minoritaria, esta minoría destaca por su fuerte compromiso religioso.
Según Daniel Staetsky, demógrafo del Institute for Jewish Policy Research, uno de cada siete judíos a nivel global se considera estrictamente ortodoxo o jaredí, lo que equivale a aproximadamente 2 millones de los 15 millones de judíos en total.
En un estudio de 2022, Staetsky estimó que la población ortodoxa podría duplicarse en 15 años, y se prevé que un tercio de los judíos en Estados Unidos sean ortodoxos para 2063. Muchos se casan jóvenes y forman familias numerosas.
Alan Cooperman, director de investigación religiosa del Pew Research Center, destacó que en Estados Unidos hay tres generaciones de ultraortoxos por cada dos de judíos reformistas. “Se están convirtiendo en la cara del judaísmo”, agregó Vizel.
En contraposición, muchos judíos reformistas en EE.UU. han disminuido su religiosidad y se han casado con personas de diferentes religiones, lo que resulta en que los judíos se dividan entre ortodoxos y más seculares.
Jonathan Sarna, profesor de historia judía estadounidense en Brandeis, comentó sobre la polarización que ha crecido en el judaísmo estadounidense en las últimas generaciones.
Entre los judíos estadounidenses de 18 a 29 años, el 17% se identifican como ortodoxos, un número significativo en comparación con generaciones pasadas. Con el aumento de este grupo, un mayor porcentaje se identifica como republicano, aunque la mayoría de los judíos, en general, siguen siendo demócratas.
Un 75% de judíos ortodoxos votaron o se inclinaron hacia el Partido Republicano en las últimas elecciones.
Samuel Sabel, un empleado de una tienda, expresó que muchas políticas republicanas se alinean con sus creencias, como la libertad de elección escolar y la oposición al aborto.
Vizel guio a su grupo en un entorno que incluía carteles de “Vota ya” en yidis, junto a una carta de campaña de Donald Trump expuesta en Gottlieb’s.
Durante las primarias demócratas en Nueva York, el exgobernador Andrew Cuomo buscó el respaldo de la comunidad ortodoxa, aunque fue derrotado por Zohran Mamdani en una elección basada en el voto comunitario.
En Florida, judíos ortodoxos apoyaron al gobernador Ron DeSantis antes de que firmara una expansión de vales escolares, lo que ha movilizado a líderes de diversas denominaciones religiosas.
El Congreso Sionista Mundial, que gestiona más de 3.885 km² de tierra en Israel, mostró, a pesar de la influencia ortodoxa, al bloque reformista como el predominante, según un estudio del Pew donde los reformistas constituyen el 37% de la población judía estadounidense.
Rick Jacobs, presidente de la Unión para el Judaísmo Reformista, subrayó que muchas personas comprometidas en la comunidad judía mantienen una conexión significativa con su identidad judía pese a no identificarse con una rama religiosa específica.
“Los judíos reformistas continúan teniendo visiones predominantemente liberales en el ámbito político”, agregó Jacobs. Tras los eventos del 7 de octubre, muchos han reafirmado su conexión con su identidad judía mientras buscan justicia y paz mediante el Movimiento Reformista.
Pesach Lerner, fundador del partido ortodoxo Eretz Hakodesh, destacó que el partido ortodoxo es optimista en su futuro político, buscando potenciar su influencia ante los intereses liberales tradicionales.
“Los judíos reformistas y sus aliados han girado tanto hacia la izquierda que su competitividad está en riesgo”, concluyó Lerner.
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