De esta manera se confirma que el Gobierno de Trump está considerando cerrar la recientemente reabierta Embajada de Estados Unidos en La Habana luego de una serie de incidentes inexplicables que afectan la salud de los diplomáticos estadounidenses en Cuba.
Los comentarios de Tillerson fueron la más fuerte indicación hasta la fecha de que Estados Unidos podría dar una gran respuesta diplomática, potencialmente comprometiendo el histórico reinicio de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba.
Ambos países reabrieron embajadas en Washington y La Habana en 2015 después de casi medio siglo de distanciamiento.
“Lo tenemos bajo evaluación”, dijo Tillerson. “Es un asunto muy serio con respecto al daño que ciertas personas han sufrido. Hemos traído a algunas de esas personas a casa”, precisó el funcionario.
Algunas víctimas sintieron vibraciones o escucharon sonidos fuertes misteriosamente audibles en sólo partes de las habitaciones, lo que llevó a los investigadores a considerar un posible “ataque sónico”. Otros no oyeron nada, sino más tarde desarrollaron síntomas.
Tillerson una vez llamó a los eventos “ataques de salud”, pero el Departamento de Estado ha utilizado desde entonces el término “incidentes”, mientras que enfatizar a los EE.UU. todavía no sabe lo que ha ocurrido. Cuba ha negado cualquier participación o responsabilidad, pero enfatizó que está dispuesto a ayudar a los EE.UU. a resolver el asunto.
El último incidente fue el 21 de agosto, según un funcionario estadounidense informado al respecto. El funcionario no fue autorizado para discutir el asunto públicamente y solicitó el anonimato.
Tillerson habló sobre “Face the Nation” de la CBS mientras líderes mundiales y diplomáticos de alto nivel descendían en Nueva York para las reuniones anuales de la Asamblea General de la ONU. El presidente Donald Trump dará su primer discurso en la principal plataforma mundial esta semana.
Cuba también está representada en la U.N., pero no se espera que Trump se reúna con líderes o funcionarios cubanos durante su visita.
Los Estados Unidos no han identificado ni un culpable ni un dispositivo. Investigadores han explorado la posibilidad de ondas sonoras, un arma electromagnética o una avanzada operación de espionaje que ha salido mal, dijeron funcionarios estadounidenses en la investigación.
Del mismo modo, Estados Unidos, no han descartado que pueda estar involucrado un tercer país o una facción deshonesta de los servicios de seguridad cubanos.
En Washington, senadores republicanos pidieron el viernes a Washington tomar represalias de expulsar a representantes cubanos o incluso cerrar la embajada en La Habana.
“El abandono de Cuba de su deber de proteger a nuestros diplomáticos y sus familias no puede ser desafiado”, dijeron los legisladores Marco Rubio de Florida, y John McCyn, de Texas.
Los incidentes han asustado a la estrecha comunidad diplomática de La Habana, suscitando preocupaciones sobre el alcance potencial. Al menos otro país, Francia, ha probado el personal de la embajada por posibles lesiones inducidas por el sonido.
Este viernes Estados Unidos y Cuba adelantaron su tercera reunión sobre la aplicación de la ley y los esfuerzos de diálogos en Washington.
Durante el diálogo, Estados Unidos y Cuba abordaron temas de interés bilateral en materia de seguridad nacional, incluidos los fugitivos y el retorno de nacionales cubanos con órdenes definitivas de expulsión.










