Salud

El papel de las familias, los pediatras y las escuelas en el autismo

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Durante el proceso de evaluación del autismo, los roles de la familia, el pediatra y la escuela son importantes.

Este 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2007 para atraer la atención de los países que aplican políticas de apoyo a este grupo objetivo. Durante el proceso de evaluación del autismo, los roles de la familia, el pediatra y la escuela son importantes. Según la psicóloga clínica Rosángela Mendoza, la iniciativa de evaluación puede provenir de la familia, del cribado escolar o de la intervención de un pediatra.

La detección temprana es esencial para garantizar una intervención rápida y mejorar el pronóstico, aconsejó. Durante la valoración se tendrá en cuenta el historial médico del niño, desde el embarazo hasta aspectos médicos, familiares y académicos, añadió. Mendoza integró el programa Autism Law Navigator: Formación Profesional e Intervenciones Clínicas de la Maestría en Análisis Aplicado de la Conducta (ABA) de la Universidad Iberoamericana (UNIBE), en noviembre pasado, coordinado por Verónica Minaya y Maricarmen Hazoury.

Es importante realizar una evaluación integral, teniendo en cuenta aspectos psicológicos, de desarrollo y médicos. El experto resume que los instrumentos de evaluación se seleccionan en función de la edad y las características personales del niño. Asimismo, se integra la observación adaptativa del juego para identificar desafíos en contextos sociales.

La evaluación incluye áreas como habilidades cognitivas, adaptativas, emocionales, comunicativas y sensoriales, así como un examen físico y funcionamiento familiar. El perfil del evaluador es determinante: puede ser neurólogo, psiquiatra, psicólogo o pediatra. Se enfatiza la importancia de una evaluación inicial realizada preferentemente por un pediatra, seguida de un procedimiento completo por un especialista capacitado y certificado en neurodesarrollo.

Aconsejó que el logro de resultados debe hacerse con sensibilidad y esperanza, evitando crear ansiedad en la familia. También planee comunicarse con la escuela y formar un equipo multidisciplinario para satisfacer las necesidades del niño. El desafío de identificar las señales de advertencia a menudo surge de las preocupaciones de la familia sobre el lenguaje del niño.

La falta de lenguaje receptivo y la dificultad para tolerar la frustración son signos comunes que hacen que las familias busquen ayuda profesional. Los colegios y los pediatras también desempeñan un papel importante en la detección temprana y la alerta cuando el proceso de desarrollo no sigue el camino esperado. Los objetivos son específicos, medibles y observables.

La psicóloga clínica Miriam Núñez advierte que los objetivos deben ser específicos, mensurables y observables al abordar la evaluación de niños con TEA. El experto, quien también fue panelista de UNIBE, dijo que es fundamental que los padres comprendan el informe que se entrega al final del proceso y que se facilite el seguimiento continuo de los avances. Este documento, explica, no sólo describe el diagnóstico sino que también identifica las fortalezas y desafíos del niño, individualizando así la enfermedad.

Esto muestra claramente que el camino de intervención no sigue un plan estándar sino que se adapta a las realidades específicas de cada niño y su familia. Es importante que los padres participen activamente en aprender y hacer preguntas sobre los hallazgos del informe, manteniendo un diálogo regular con los expertos. La psicóloga enfatizó la importancia de un espacio de continuidad donde los padres puedan expresar sus dudas, comprender el proceso y sentirse empoderados para regresar a discutir sus inquietudes.

El diseño de los objetivos de la terapia debe tener en cuenta las realidades de la vida del niño y de la familia, así como la etapa de desarrollo del niño. También enfatiza la necesidad de priorizar el aprendizaje básico y la importancia de adaptar las metas a la edad y habilidades del niño. Adicionalmente, es necesario identificar redes de apoyo familiar y brindar capacitación para empoderar a los padres, no convirtiéndolos en terapeutas sino brindándoles estrategias básicas para mejorar la calidad de vida de sus hijos.

La atención se centra en el apoyo a las decisiones, el respeto a la autonomía de los padres y brindarles sugerencias y experiencias para que puedan afrontar el desafío de ser padres con un diagnóstico de TEA, recordándoles que no están solos en este proceso. El autor es periodista y padre de Fernando Gabriel Quiroz Flaviá, quien tiene TEA.

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